En este momento estás viendo Vivir como un rey

Vivir como un rey

La clase media catalana vive por encima del nivel de confortabilidad de un rey de la edad media. No recuerdo la fuente de esta curiosa afirmación que en su momento me impresionó, pero puede ser un buen punto de partida para reflexionar sobre la sensación actual de desánimo generalizado que nos abruma.

Muchas veces no valoramos, ni recordamos, lo mucho que tenemos a nuestro alcance: libertad, calidad de vida, salud, cultura, expectativa de futuro, bienes comunes y personales … Sólo valoramos nuestro ritmo de gasto, no ya de bienes y servicios básicos sino de los que podríamos llamar diferenciadores o que socialmente son exponentes de un cierto estatus.

Esta subjetivización del gasto nos lleva a una segunda reflexión: Hemos entrado en una carrera sin freno en la que no importa lo que somos sino lo que parecemos. A menudo actuamos sólo atendiendo al corto plazo y muchas veces terminamos gastando por encima de nuestras posibilidades. Economías que no tendrían problemas para sacar adelante están fuertemente endeudadas por el fuerte volumen de gasto y por adquisiciones fuera de lugar. La consecuencia de todo esto es que la persona que lo padece vive inútilmente ahogada y acaba entrando en una espiral de pérdida de autoestima. Una cuestión doblemente preocupante, en tanto que también se traduce muy a menudo en una bajada del estado de ánimo colectivo.

Hay que reinventarnos haciendo un doble trabajo, en primer lugar a nivel personal, para redescubrir como somos y que nos interesa realmente. Se puede ser feliz de muchas maneras, pero es imprescindible conocer nuestros límites y plantearnos los retos en función de ellos. Una segunda tarea consistirá en examinar nuestras necesidades básicas. Primero, asegurándonos la supervivencia, después actuando para crecer y, finalmente, hacer uso del posible excedente según dicte nuestra personalidad, que puede ser más o menos caprichosa.

ANTONI BOU MIAS – ECONOMISTA
  Artículo publicado en EL PUNT AVUI (16/09/2010)